sábado, 29 de noviembre de 2014

Hacia una Educación Técnica y Profesional significativa.

Título.
Title: Towards a significant Technical and Professional Education
Dr. C. Juan Alberto Mena Lorenzo. Profesor Titular*
Director del Centro de Estudios de la ETP
Universidad de Ciencias Pedagógicas Rafael María de Mendive
Pinar del Río Cuba
Resumen.
El presente artículo tiene como finalidad fundamental exponer al lector una visión diferenciada de la educación técnica profesional de estos tiempos, en la que se genere un aprendizaje con significatividad en los contenidos profesionales. Desde la concepción de que las leyes y principios que rigen la formación profesional están ligados, más que a la vida en general, al trabajo y a la profesión; así, la “escuela en la vida” será “la escuela en el trabajo”. El vínculo escuela comunidad, será la integración escuela politécnica-entidad laboral, donde se eleva a su expresión más alta la vinculación teoría y práctica, para lo cual se sugiere un grupo de consideraciones, como expresión integrada de una Pedagogía Profesional.
Palabras claves: Educación Técnica y Profesional, Educación significativa, profesionalización
Abstract
This paper aims at expounding the reader a particular point of view about the current Technical and Professional Education, in which a significant learning is produced in the professional contents. It is understood that the laws and principles that rule professional formation have to be related more than life in general, to work and profession; so "the school in life" will be the school in work. The link school-community, here it will be the interaction polytechnical school-enterprise, where theory and practice relationship is in its highest point. A group of considerations is given as an expression of a Professional Pedagogy.
Key words: Technical and Professional Education, significant education, professionalization 

La Educación Técnica y Profesional: una educación diferente
Es la tríada educación-enseñanza-instrucción, permeada por el aprendizaje, la que da fe de la formación integral del hombre, desde sus edades más  tempranas. En la escuela, de modo general, el estudiante se nutre de las herramientas con que ha de vivir en la sociedad, a lo largo de su existencia. En ella, a través de los libros, los experimentos, las demostraciones y las explicaciones de los maestros el niño, el adolescente y/o el joven se apropian de una cultura entendida por conceptos, categorías, leyes, principios, características y normas de las ciencias en general. En todo ello la vía fundamental es la transmisión de los saberes que otros experimentaron y sistematizaron en determinadas teorías a lo largo de siglos.
Así, el estudiante -de acuerdo a su maduración física, intelectual y espiritual - transita por la educación: elemental, básica y media superior. Esta educación o formación le da la posibilidad de forjarse una cultura general que, en dependencia del contexto formativo, recursos y posibilidades personológicas, puede ser estrecha o amplia.
Un alumno de la educación general, puede valorar constantemente su formación cotidiana, lo que recibe en la escuela, en la vida social y familiar en que se desenvuelve. Puede hacerlo sencillamente porque es un individuo, un ser que vive en sociedad, en relación directa con los procesos y fenómenos que en esta ocurren; en los cuales participa, transforma y como consecuencia, se transforma a sí mismo. Para él la cultura general que recibe es aprendida cuando tiene un significado social y significado para sí. Sin embargo, si bien el estudiante de la enseñanza general como ser social está en contacto continuo con la vida, aún no lo está con el trabajo y, en la mayoría de los casos no le interesa todavía. En sentido general, se está “preparando para la vida”, para ser algo en ella, aunque la inmediatez no lo garantiza, es largo el camino para alcanzar la preparación y profesionalización suficiente.
Las interioridades de las profesiones aún no son importantes para el estudiante de la enseñanza general. Aún no necesita comprender los procesos, métodos y procedimientos técnico - profesionales, porque para el estudiante el trabajo es algo lejano, aún no tiene significado para sí, es abstracto. Está separado de su contacto cotidiano. En esencia, si bien esta formación cultural lo prepara para la vida, no lo prepara para vivir del trabajo o como diría Martí (1976) para “labrarse con manos propias la silla en que se sienta al festín de la fortuna” (p. 39).
En tal sentido se necesita una educación técnica y profesional (ETP). Esta educación tiene un carácter totalmente diferente. Sus características propias la distinguen de la educación que el niño, el adolescente o el joven ha recibido en la enseñanza general; esta educación requiere de una escuela diferente: la escuela politécnica.
La escuela politécnica es distinta en tanto pretende modelar al futuro trabajador, no puede ser igual a la que ha formado al niño hasta ahora y este debe notarlo desde el primer día en ella. En esta institución el significado de cada actividad es imprescindible. El “significado” según Vigostki (1973) es siempre concreto, está ligado a la experiencia, por lo tanto el nuevo contexto educativo tiene que estar lleno de significados concretos, repletos de experiencias laborales y profesionales. Todo en la escuela politécnica debe ser orientado hacia el trabajo, deberá parecerse cada día más al contexto en que el futuro profesional se desempeñará una vez graduado.
Y es que las leyes y principios que rigen la formación profesional tienen que estar ligados, más que a la vida en general, al trabajo y a la profesión; así, la “escuela en la vida” será la escuela en el trabajo. El vínculo escuela comunidad (sin dejar de restar la importancia que requiere, será supeditado a la integración escuela politécnica-entidad laboral, donde se eleva a su expresión más alta la vinculación teoría y práctica. La relación alumno-profesor-grupo, aquí será la relación profesor- alumno- especialista instructor-grupo-colectivo obrero. Los objetivos estarán orientados con intencionalidad hacia el trabajo y la producción. El contenido de aprendizaje, será el contenido de la profesión. Los medios esenciales serán los puestos de trabajo, los medios de producción de los obreros. La evaluación será la combinación entre productividad en el trabajo, esfuerzo realizado y la formación laboral y profesional del futuro obrero o trabajador de nivel medio. Las formas organizativas serán establecidas en función de los procesos productivos y asumirán sus características. Las actividades docentes, extradocentes y extraescolares tributarán siempre a la formación del trabajador. Los valores esenciales a formar y a desarrollar serán los asociados por encima de todo al amor al trabajo, a la profesión y a la clase obrera.
Mientras que la escuela politécnica continúe pareciéndose a las escuelas de la educación general - primarias, secundarias y preuniversitarias-, asumiendo sus principios, formas organizativas y sistemas de trabajo, podrá lograr objetivos concretos direccionados hacia las necesidades de estos subsistemas, pero nunca los propios de una institución educativa que forme para el trabajo y la profesión, y como consecuencia será negada como tal por la sociedad.
Si bien cualquier cambio socioeconómico influye en la educación en general, esta sigue funcionado con pequeñas adecuaciones, lo cual no sucede así cuando se trata de la ETP porque en ella los cambios y transformaciones socioeconómicas determinan su existencia, en tanto sus objetivos y contenidos están ligados al trabajo de la producción y los servicios y a sus formas organizativas.
Los procesos productivos y de servicios tienen lugar las 24 horas del día y todos los días de un año. Pongamos un ejemplo:
El ganado vacuno tiene un ciclo de vida natural asociado a características biológicas, geográficas y naturales, entre otras. A una vaca productora de leche hay que ordeñarla entre las cuatro y las cinco de la madrugada, porque este animal debe estar pastando antes de la salida del sol -gran comida en la mañana- de modo que la temperatura de los rayos solares no afecte su necesaria alimentación y además, se garantice que transcurran al menos 10 horas para que se produzca  el segundo ordeño en la tarde. Cuando inexorablemente llegan las horas más calientes del día, el animal estará a la sombra y con agua suficiente para continuar su proceso digestivo con los grandes volúmenes de pasto recepcionados en sus estómagos. De los conocimientos y habilidades que integran este proceso no se puede apropiar un futuro técnico en Veterinaria con un horario docente organizado a partir de las ocho de la mañana. Tampoco se apropiará de él en los libros, ni en la más actualizada de las simulaciones informáticas, no lo aprenderá bien incluso ni con las explicaciones del profesor en un aula convencional. A estos recursos didáctico-metodológicos para el aprendizaje hay que agregarle, con prioridad, la vaquería y su horario docente-productivo deberá comenzar en las últimas horas de la madrugada[1].
Por su parte, la responsabilidad de un mecánico automotor no se puede medir solo por el cumplimiento estricto de su jornada laboral, a veces es más importante la actitud positiva que demuestra ante una rotura del vehículo en la madrugada, cuando existen otras personas esperando por este servicio de transporte. Sin dudas para ello se requiere desarrollar actitudes positivas ante la especialidad y un inmenso amor al trabajo y a la sociedad.
Lo que distingue la formación del futuro trabajador en el campo de la Pedagogía Profesional es la estrecha relación que debe existir entre las actividades concretas. Las acciones pedagógicas, el lenguaje (discurso) técnico-profesional y sus significados deberán estar integrados y mantener su unidad durante todo el proceso de enseñanza aprendizaje. Solo así el estudiante comprenderá lo suficiente para apropiarse de un contenido que para él es necesario, importante, útil y tiene significado (Bermúdez y Pérez, 2004). A lo que agregaríamos, la relación que debe existir entre las actividades académicas-laborales e investigativas y su concreción en la educación en el trabajo.
Desde ese punto de vista, el buen desarrollo del proceso pedagógico profesional estará condicionado por la integración de las tres áreas de conocimientos en las que se organizan los contenidos en la educación técnica y profesional: la formación general, la formación profesional básica y la formación profesional específica, cada una de ellas caracterizada por un balance entre los contenidos teóricos y prácticos.
En el orden psicológico es comprensible cuando analizamos esta situación desde una perspectiva Vigotskiana. En este sentido, es importante ver como transcurre el proceso de asimilación de los conceptos cotidianos, intelectuales o generales y científicos o técnicos profesionales. Por ejemplo, cuando se habla de propiedades como la dureza en los metales (asignatura Química), cualquier estudiante puede asociarla a metales como el hierro y el acero, lo sabe por la experiencia vivida, por conocimientos previos. Las definiciones de estos dos metales tienen una connotación intelectual: primero, que va tornándose en científica en la medida que aumenta la información del estudiante (asignatura Tecnología de los materiales). Así, teóricamente y a través del diagrama hierro-carbono conoce sus diferencias, su composición, sus propiedades físicas y químicas y modos de obtención e incluso en determinados momentos a simple vista podría diferenciarlos. Sin embargo, el alumno puede apropiarse de este contenido verdaderamente cuando en la clase práctica en el taller (Taller de maquinado), trabaja con estos metales, los selecciona para un proceso de elaboración mecánica, selecciona las herramientas, los maquina, los transforma en artículos y comprueba su comportamiento real de acuerdo a sus determinadas propiedades ante los diferentes regímenes de corte. Se apropia del concepto cuando este ha llegado al plano científico o técnico- profesional, cuando lo ha experimentado en la práctica. (Teoría del conocimiento en su espectro más objetivo)
La apropiación del concepto para el estudiante se ha logrado cuando, a partir de la integración de los contenidos de las tres áreas de conocimiento citadas, un concepto cotidiano ha transitado hasta estados en que el estudiante ha experimentado situaciones reales. Es decir, la comprensión del discurso o del lenguaje técnico-profesional solo se completa cuando el estudiante lo vivencia en la  práctica profesional.
Aún más si la actividad práctica se orienta a términos económicos, ecológicos, de productividad, importantes en la selección adecuada del material más conveniente para la fabricación de la pieza, si se analizan sus costos y la rentabilidad de su producción entonces la significación del contenido aumenta por la comprensión del estudiante sobre el aporte económico y social que hace. Además del significado del concepto se le está imprimiendo una significación y un valor añadido a la especialidad que se estudia; como diría Martí (op. cit) “producir da satisfacción, aunque sea un buñuelo” (p.88)
¿Cómo se produce el aprendizaje técnico-profesional?
Apelamos al criterio emanado de la escuela histórico- cultural. Si asumimos que por Zona de Desarrollo Próximo se entiende “la distancia entre el nivel real de desarrollo determinado por la solución independiente de problemas y el nivel de desarrollo potencial, determinado a través de la solución de problemas bajo la guía de un adulto o colaboración con condiscípulos más capaces” (Vigotsky, op. cit.: 241), entonces el proceso de desarrollo de habilidades profesionales estará mediado por el profesor primero y el especialista instructor de la entidad laboral después o ambos, ya sea el caso. También será necesario incluir, además de los compañeros más aventajados a los integrantes del colectivo obrero cuando el proceso pedagógico se realiza en la entidad laboral.
Sin embargo, desde el punto de vista pedagógico es preciso no olvidar que para el estudiante no basta con observar las acciones y operaciones que realizan los otros que saben. Para facilitar este proceso de enseñanza- aprendizaje será conveniente que la observación del estudiante:
-   Esté precedida de conocimientos básicos o previos.
-   El proceso de enseñanza que realiza el profesor y/o el especialista instructor esté acompañado de explicaciones.
-   El que enseñe demuestre cómo se hace.
-   El que aprende repita las acciones y operaciones de la actividad.
-   El estudiante explique a los otros cómo lo hizo.
-   El estudiante valore sus propios resultados.
Este procedimiento evita o sustituye el ensayo – error.
Cuando el proceso de enseñanza práctica se desarrolla en el taller de la escuela politécnica, se sigue a partir de un plan estructurado, planificado con antelación y secuenciado en orden lógico (programa de estudios) y dónde el tiempo para el aprendizaje se tiene en cuenta como un factor pedagógico importante, en función de las diferencias individuales de los estudiantes, entre otros elementos. Sin embargo, cuando este proceso se desarrolla en la entidad laboral su grado de complejidad aumenta de manera significativa, porque el proceso productivo o de servicios está signado por factores que pudieran constituir limitaciones, entre ellos:
-   El tiempo para el aprendizaje.
-   La productividad de la empresa y del obrero convertido en especialista instructor de los estudiantes
-   El uso racional de los recursos.
-   Los aspectos económicos.
-   La rentabilidad de la empresa.
-   La inmediatez y urgencia de algunos problemas profesionales.
-   La preparación psicopedagógica del especialista instructor.
-   La posibilidad de que el especialista instructor explique cómo, por qué y para qué se hace el trabajo.
-   La posibilidad de que el estudiante repita las acciones y operaciones.
-   La posibilidad de que el estudiante explique y valore sus propios resultados.
Para Vigotsky (op. cit.) el aprendizaje se facilita cuando el conocimiento se desarrolla en su contexto natural y de manera integrada, como un todo. Solo así el aprendizaje puede tener significado para el estudiante; este se produce cuando el alumno llega a él con la ayuda de los otros y en su contexto natural.
En este sentido Bermúdez Morris, R (2009), también asigna un papel importante a la colaboración y al papel de los otros en la formación del trabajador cuando define el proceso de enseñanza aprendizaje en la ETP como “Proceso de cooperación entre el educador y los estudiantes mediante el cual se dirige el aprendizaje, facilitando la construcción individual y colectiva de los contenidos de la profesión, en el contexto de la integración escuela politécnica- entidad laboral-comunidad, para potenciar el crecimiento personal y grupal en función de las exigencias del modelo del profesional” (citado por Menéndez Padrón, 2013: 35)
En la ETP del futuro trabajador la cooperación, colaboración o interacción del estudiante con el educador[2], también influyen de manera significativa en el desarrollo de los procesos psíquicos superiores.
Diversas son las interrogantes actuales sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje del futuro profesional:
¿Dónde debe tener lugar este proceso en la escuela o en la empresa?
¿Quiénes deben ser los que enseñen a los estudiantes los profesores o los especialistas instructores?
¿Hace falta la escuela politécnica para formar los profesionales de nivel medio en Cuba?
Desde nuestro punto de vista nunca como ahora hizo tanta falta el proceso de ETP para la formación de los obreros calificados y técnicos de nivel medio. Sin embargo no es posible continuar su desarrollo pensando en el proceso pedagógico tradicional, caracterizado por la formación en la escuela con el desarrollo y consolidación de los contenidos de la profesión durante etapas de prácticas en las empresas, generalmente al final del plan de estudios. Hoy estamos obligados a desarrollar una formación profesional compartida entre la escuela y la entidad laboral, una ETP donde estos contextos sean los escenarios principales y actúen de manera integrada durante todo el proceso formativo.
El proceso de enseñanza aprendizaje puede y debe tener lugar tanto en la escuela como en la entidad laboral, pero en ambas tiene características y exigencias diferentes que están reguladas por el objeto social y características del proceso principal de cada una. 
El proceso de enseñanza práctica en la escuela politécnica es posible,  incluso este ha sido el principal escenario para la formación de los conocimientos y las habilidades profesionales. Está relacionado con el propio surgimiento de esta institución educativa. Si bien es cierto que por generaciones los obreros y técnicos se han formado en las escuelas técnico-profesionales (aulas y talleres docentes) con incursiones en las entidades laborales durante las etapas de prácticas para consolidar habilidades, sobre todo en el período revolucionario, también es cierto que aparejado a ello ha subsistido la crítica de los empleadores por la insuficiente calidad de los graduados.
¿En realidad aprenden en la escuela politécnica todo lo que deberían dominar para un desempeño efectivo?
Son muchos los elementos necesarios para dar respuesta a esta pregunta por lo que no pretendemos abordarlos todos, a riesgo de que alguno pudiera faltar. Sin embargo, no podemos eludir algún tipo de análisis sobre el proceso de enseñanza aprendizaje.
El primero de ellos está relacionado con la ya aceptada contradicción en la relación contenidos generales, contenidos profesionales básicos y contenidos profesionales específicos. En realidad aún no se acaban de integrar como debería ser, en función de la profesión.
Los docentes que imparten los contenidos generales (humanidades y ciencias exactas) aún no entienden con suficiencia que sus asignaturas son parte de un currículo técnico- profesional, por tanto sus contenidos deben estar sistematizados, fundamentalizados, problematizados y profesionalizados en función de la especialidad que enseñan, de modo que el aprendizaje de ellos tenga significado para los estudiantes. Los avances en este sentido son muy pocos.
Un elemento que actúa contra ello es la llamada “teoría del péndulo” (Barrios Queipo, 2011), que en los últimos años ha influido sobre los currículo técnico-profesionales. En ocasiones los planes de estudio han estado sobrecargados hacia lo académico y la cultura general (entre los años 1995 y 2008)[3] y en otros cargados hacia lo profesional, (después de 2009). Aún no se acaba de entender que el objetivo principal de la ETP debe ser la formación de obreros y técnicos para su incorporación inmediata a la producción de bienes y servicios y no la continuidad directa en estudios universitarios, aunque esta sea posible.
Por otro lado la inmensa mayoría de los docentes de humanidades y ciencias exactas provienen de la educación media general, no tiene experiencias en la formación de profesionales, por lo tanto hacen lo que saben hacer bien: enseñar su asignatura. Es justo reconocer que se han producido avances en la profesionalización e integración de estas asignaturas a las especialidades técnicas, sin embargo en los mejores intentos no se pasa de impartir el contenido de su asignatura con ejemplos de la profesión. Como consecuencia, salvo excepciones, los estudiantes no se apropian de los contenidos de estas asignaturas porque no le ven sentido en su profesión, es decir no le encuentran el significado.
Pongamos otro ejemplo, a un estudiante agropecuario le interesarían más los contenidos de la asignatura Química si el profesor, en lugar de explicar desde el aula la importancia de elementos como el nitrógeno, el fósforo y el potasio para el desarrollo de la hoja del Tabaco, desarrollara esta explicación desde la propia vega, en la propia planta a partir del análisis y discusión con los estudiantes de los efectos, positivos o negativos, que provocan dichos elementos de manera individual o como fórmula completa. Entonces le encontraría sentido y utilidad al contenido para su propia vida profesional.
Parecería que este problema está resuelto en las asignaturas profesionales básicas, por la condición previa que cumplen en la especialidad. Es innegable que estos docentes en su mayoría son graduados en la profesión que imparten y que desde este punto de mira la enseñanza de los contenidos profesionales debería estar garantizada; sin embargo, en la práctica no sucede así. El propio proceso formativo como profesores ha estado carente del importante componente experimental y práctico en las entidades laborales. Los docentes técnicos, como regularidad fueron captados en el nivel medio entre los mejores estudiantes de sus especialidades técnico- profesionales, formados durante los últimos 20 años en que la enseñanza práctica en la ETP sufrió las mayores afectaciones materiales y humanas del período revolucionario. En buena medida no poseen el conocimiento de los escenarios laborales y se encuentran en desventaja en su actualización, con relación a los avances tecnológicos que suceden en las entidades laborales. En esencia, para muchos de ellos su formación técnica y profesional no tuvo el significado suficiente. 
A lo anteriormente señalado se le suma el detrimento que se posee en las escuelas politécnicas en relación con la base material de estudio especializada y los insumos necesarios para un proceso de enseñanza práctica básica con garantía de calidad mínima indispensable, lo que unido a la insuficiente integración escuela politécnica- entidad laboral actúa en contra de una formación profesional de calidad.
En esta situación el estudiante llega a la formación profesional específica donde, a partir de los conocimientos previos generales y profesionales básicos deberá aprender las especificidades de la especialidad que estudia. Con estas condiciones: 
¿Cómo generar una formación profesional que resulte significativa para los alumnos?
Pareciera que los factores anteriormente señalados, aunque no únicos, son los que hacen que en la actualidad algunos nieguen la necesidad de la escuela politécnica para la formación de los profesionales. Si bien no estamos de acuerdo, en tanto la escuela politécnica es necesaria para la ETP del trabajador, sí consideramos que por si sola no puede cumplir con el encargo social asignado. Desde nuestro punto de vista la formación profesional de calidad solo es lograble a través de un proceso integrado. Queda claro que la escuela tiene el carácter rector en el proceso de formación profesional (su objeto social), pero no lo logra sin el concurso de la entidad laboral, sus escenarios productivos y sus especialistas. 
Esta integración, contrariamente a lo que pasa en la práctica pedagógica, tiene que producirse en un proceso interrelacionado acceso- formación- egreso. La responsabilidad en el mismo pertenece a ambas instituciones que participan desde la misma orientación hacia las profesiones, despertando los intereses y las motivaciones de los alumnos hacia las especialidades técnico- profesionales. Cuando este importante proceso se realiza a partir de una estrategia intencionada e integrada escuela- entidad laboral, la calidad del acceso a la ETP aumenta paulatinamente. Las actividades en palacios de pioneros, los círculos de interés, las puertas abiertas, las visitas, entre otras actividades generadas en la integración comienzan a ser significativas para los futuros estudiantes de la ETP, mucho antes de su ingreso a una especialidad técnica.
De igual modo sucede durante el proceso pedagógico profesional, donde la participación de la entidad laboral desde el 1er año de estudios, ya sea en la revisión de planes y programas; en la  preparación, ejecución y evaluación del proceso, o como escenario en el desarrollo de diferentes actividades prácticas contribuye ostensiblemente a su calidad. Cuando este proceso se desarrolla de manera integrada o compartida, las decisiones conjuntas sobre qué contenidos, cómo, dónde y quienes lo impartirán tributan significativamente a la modelación del futuro trabajador.
No estamos ante un proceso sencillo, sin embargo, sus contradicciones pueden atenuarse y existe la preparación suficiente para hacerlo, si se trabaja en algunas direcciones importantes, a saber:
-   El trabajo de la comisión de especialistas desde el nivel de base como reguladora del proceso de formación profesional.
-   La sistematización, fundamentalización, problematización y profesionalización de las asignaturas generales en relación con las especialidades técnicas, de modo que los estudiantes le encuentren significado en su formación.
-   La actualización tecnológica, práctica y en lo referido a la organización del trabajo de manera sistemática de los docentes del área técnica en las entidades laborales relacionadas con sus especialidad (superación científico - técnica)
-   La integración escuela politécnica - entidad laboral de modo que, entre otros factores, se dirija de manera integrada el proceso de formación profesional (general, básica y específica), utilizando para ello los contextos más convenientes.
-   Una organización escolar que responda más cada día al proceso de modelación del futuro profesional de nivel medio.
A modo de conclusión.
El propósito esencial del proceso de enseñanza aprendizaje en la ETP es lograr que los estudiantes se apropien de aquellos contenidos profesionales necesarios para desempeñarse con calidad en el futuro trabajo que realicen relacionado con su especialidad. Este objetivo será lograble si el proceso en general tiene significados y estos van relacionados con la realidad de los procesos productivos y/o de servicios. El estudiante debe encontrarle sentido a su formación profesional y en buena medida este tiene que estar inmerso, ser parte del propio proceso pedagógico en que se forma.
Los futuros obreros deben aprender que nunca serán profesionales completos si solo son capaces de ver el carácter utilitario y material de su profesión. Cada acción y operación técnica tiene un sentido práctico y una explicación que conforman la tecnología de una actividad de su especialidad; todas ellas, a su vez le dan sentido a las Ciencias Técnicas. Por lo tanto deberán ver y entender durante su formación la estrecha relación que existe entre la teoría y la práctica. Si bien para Dewey (1915) “la teoría Científica real está en la práctica” esta también “… opera como el ímpetu para la expansión y le da sentido a nuevas posibilidades” (Citado por Mjelde, 2011: 91)
No se trata de decidir cuál es el balance exacto entre teoría y práctica que requieren los contenidos de las especialidades técnicas, más importante que ello es que la teoría que se les ofrezca tenga sentido, sea significativa porque esté relacionada con su profesión. Así, diría Martí (op. cit), la práctica es la que hace fecunda a la teoría, cuando al referirse al aprendizaje de la agronomía consideraba que se “necesita conocer la naturaleza, las enfermedades, los caprichos, las travesuras mismas de las plantas para dirigir el cultivo de modo de aprovechar las fuerzas vegetales y evitar sus extravíos. Necesita enamorarse de su labor, y encontrarla, como es, más noble que otra alguna…” (p. 53). Atribuyéndole así, el verdadero significado a los contenidos de la ETP y el valor social que ellos encierran en la formación de los obreros y profesionales de cualquier nación.


Bibliografía (Norma APA)
Aragón Castro, A (2013): Vigencia y pertinencia de la educación técnica y profesional e importancia de la formación laboral para el mundo del trabajo, Conferencia Inaugural 1er Taller Nacional “La Pedagogía Profesional y su Influencia en el desarrollo socioeconómico cubano”, Pinar del Río, 22 y 23 de mayo 2013.
Bermúdez, R.  M  Y Pérez, L. M (2004): Aprendizaje formativo y crecimiento personal, La Habana, Editorial Pueblo y Educación.
__________ (2012): “Los procesos formativos en la Educación Técnica y Profesional”, en: R. Abreu, R. y C. Cuevas C. (comp.), Compendio de trabajos de postrado, La Habana, Pueblo y Educación, pp 63-72
González, L. A. (2011): Motivación Profesional Pedagógica,  Berlín, Editorial Académica Española.   
Martí, J. (1976): Escritos Pedagógicos, La Habana, Ciencias Sociales
Mena, J. A. (2011): “La apropiación de contenidos profesionales: esencia del proceso de educación técnica y profesional continua del obrero”, Mendive No.37 [Año 9/abril-jun/'11]
_________ (2012): “La formación profesional compartida escuela politécnica- entidad laboral: un modelo de Educación Técnica y Profesional emergente”, Mendive No.40 [Año 10/jul-sep/'12] 
Mena, J. L. y Mena, J. A. (2012): “Concepción didáctica para una enseñanza-aprendizaje de las ciencias básicas centrada en la integración de los contenidos, en la carrera de Agronomía”, Pedagogía Universitaria, Vol. XVI, No.4.  
Vigotsky, L. S. (1973): Pensamiento y lenguaje, Buenos Aires, La Pléyade. 
Vigotsky, L. S. (1983): Obras completas, Tomo II. Moscú, Pedagoguika.



[1]           Este importante principio organizativo de la Pedagogía Profesional siempre fue tenido en cuenta en la formación de los veterinarios. En la actualidad por las condiciones económicas del país, los estudiantes tienen establecido el sistema de seminternado, lo que dificulta el establecimiento de horarios docentes con estas características.
[2]           En este concepto se incluyen al profesor, al especialista instructor, al grupo y al el colectivo obrero.
[3]           Al extremo que durante los primeros años del siglo XXI, para el MINED, la calidad del proceso pedagógico en la ETP se medía por los conocimientos que los estudiantes poseyeran en las asignaturas Español, Historia y Matemática. En los Operativos de Calidad no importaban los conocimientos profesionales.

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