Título.
Title: Towards a significant Technical and
Professional Education
Dr. C. Juan
Alberto Mena Lorenzo. Profesor Titular*
Director
del Centro de Estudios de la ETP
Universidad
de Ciencias Pedagógicas Rafael María de Mendive
Pinar
del Río Cuba
Resumen.
El presente artículo tiene como
finalidad fundamental exponer al lector una visión diferenciada de la educación
técnica profesional de estos tiempos, en la que se genere un aprendizaje con
significatividad en los contenidos profesionales. Desde la concepción de que
las leyes y principios que rigen la formación profesional están ligados, más
que a la vida en general, al trabajo y a la profesión; así, la “escuela en la
vida” será “la escuela en el trabajo”. El vínculo escuela comunidad, será la
integración escuela politécnica-entidad laboral, donde se eleva a su expresión
más alta la vinculación teoría y práctica, para lo cual se sugiere un grupo de
consideraciones, como expresión integrada de una Pedagogía Profesional.
Palabras
claves: Educación
Técnica y Profesional, Educación significativa, profesionalización
Abstract
This paper aims at expounding the reader a particular point of view about the current Technical and Professional Education, in which a significant learning is produced in the professional contents. It is understood that the laws and principles that rule professional formation have to be related more than life in general, to work and profession; so "the school in life" will be the school in work. The link school-community, here it will be the interaction polytechnical school-enterprise, where theory and practice relationship is in its highest point. A group of considerations is given as an expression of a Professional Pedagogy.
Key words: Technical and Professional Education, significant education, professionalization
La
Educación Técnica y Profesional: una educación diferente
Es la tríada
educación-enseñanza-instrucción, permeada por el aprendizaje, la que da fe de
la formación integral del hombre, desde sus edades más tempranas. En la escuela, de modo general, el
estudiante se nutre de las herramientas con que ha de vivir en la sociedad, a lo largo de su existencia. En ella, a través de
los libros, los experimentos, las demostraciones y las explicaciones de los
maestros el niño, el adolescente y/o el joven se apropian de una cultura
entendida por conceptos, categorías, leyes, principios, características y
normas de las ciencias en general. En todo ello la vía fundamental es la
transmisión de los saberes que otros experimentaron y sistematizaron en
determinadas teorías a lo largo de siglos.
Así, el estudiante -de acuerdo a su
maduración física, intelectual y espiritual - transita por la educación: elemental,
básica y media superior. Esta educación o formación le da la posibilidad de
forjarse una cultura general que, en dependencia del contexto formativo,
recursos y posibilidades personológicas, puede ser estrecha o amplia.
Un alumno de la educación general,
puede valorar constantemente su formación cotidiana, lo que recibe en la
escuela, en la vida social y familiar en que se desenvuelve. Puede hacerlo
sencillamente porque es un individuo, un ser que vive en sociedad, en relación
directa con los procesos y fenómenos que en esta ocurren; en los cuales
participa, transforma y como consecuencia, se transforma a sí mismo. Para él la
cultura general que recibe es aprendida cuando tiene un significado social y
significado para sí. Sin embargo, si bien el estudiante de la enseñanza general
como ser social está en contacto continuo con la vida, aún no lo está con el
trabajo y, en la mayoría de los casos no le interesa todavía. En sentido
general, se está “preparando para la vida”, para ser algo en ella, aunque la
inmediatez no lo garantiza, es largo el camino para alcanzar la preparación y
profesionalización suficiente.
Las interioridades de las profesiones
aún no son importantes para el estudiante de la enseñanza general. Aún no
necesita comprender los procesos, métodos y procedimientos técnico - profesionales,
porque para el estudiante el trabajo es algo lejano, aún no tiene significado
para sí, es abstracto. Está separado de su contacto cotidiano. En esencia, si
bien esta formación cultural lo prepara para la vida, no lo prepara para vivir
del trabajo o como diría Martí (1976) para “labrarse con manos propias la silla
en que se sienta al festín de la fortuna” (p. 39).
En tal sentido se necesita una educación técnica y profesional (ETP).
Esta educación tiene un carácter totalmente diferente. Sus características
propias la distinguen de la educación que el niño, el adolescente o el joven ha
recibido en la enseñanza general; esta educación requiere de una escuela
diferente: la escuela politécnica.
La escuela politécnica es distinta en
tanto pretende modelar al futuro trabajador, no puede ser igual a la que ha
formado al niño hasta ahora y este debe notarlo desde el primer día en ella. En
esta institución el significado de cada actividad es imprescindible. El
“significado” según Vigostki (1973) es siempre concreto, está ligado a la
experiencia, por lo tanto el nuevo contexto educativo tiene que estar lleno de
significados concretos, repletos de experiencias laborales y profesionales.
Todo en la escuela politécnica debe ser orientado hacia el trabajo, deberá parecerse
cada día más al contexto en que el futuro profesional se desempeñará una vez
graduado.
Y es que las leyes y principios que
rigen la formación profesional tienen que estar ligados, más que a la vida en
general, al trabajo y a la profesión; así, la “escuela en la vida” será la
escuela en el trabajo. El vínculo escuela comunidad (sin dejar de restar la
importancia que requiere, será supeditado a
la integración escuela politécnica-entidad laboral, donde se eleva a su
expresión más alta la vinculación teoría y práctica. La relación
alumno-profesor-grupo, aquí será la relación profesor- alumno- especialista
instructor-grupo-colectivo obrero. Los objetivos
estarán orientados con intencionalidad hacia el trabajo y la producción. El contenido de aprendizaje, será el
contenido de la profesión. Los medios
esenciales serán los puestos de trabajo, los medios de producción de los
obreros. La evaluación será la
combinación entre productividad en el trabajo, esfuerzo realizado y la
formación laboral y profesional del futuro obrero o trabajador de nivel medio.
Las formas organizativas serán
establecidas en función de los procesos productivos y asumirán sus
características. Las actividades docentes, extradocentes y extraescolares
tributarán siempre a la formación del trabajador. Los valores esenciales a formar y a desarrollar serán los asociados por
encima de todo al amor al trabajo, a la profesión y a la clase obrera.
Mientras que la escuela politécnica
continúe pareciéndose a las escuelas de la educación general - primarias,
secundarias y preuniversitarias-, asumiendo sus principios, formas
organizativas y sistemas de trabajo, podrá lograr objetivos concretos
direccionados hacia las necesidades de estos subsistemas, pero nunca los
propios de una institución educativa que forme para el trabajo y la profesión,
y como consecuencia será negada como tal por la sociedad.
Si bien cualquier cambio
socioeconómico influye en la educación en general, esta sigue funcionado con
pequeñas adecuaciones, lo cual no sucede así cuando se trata de la ETP porque
en ella los cambios y transformaciones socioeconómicas determinan su
existencia, en tanto sus objetivos y contenidos están ligados al trabajo de la
producción y los servicios y a sus formas organizativas.
Los procesos productivos y de
servicios tienen lugar las 24 horas del día y todos los días de un año.
Pongamos un ejemplo:
El ganado vacuno tiene un ciclo de
vida natural asociado a características biológicas, geográficas y naturales,
entre otras. A una vaca productora de leche hay que ordeñarla entre las cuatro
y las cinco de la madrugada, porque este animal debe estar pastando antes de la
salida del sol -gran comida en la mañana- de modo que la temperatura de los
rayos solares no afecte su necesaria alimentación y además, se garantice que
transcurran al menos 10 horas para que se produzca el segundo ordeño en la tarde. Cuando
inexorablemente llegan las horas más calientes del día, el animal estará a la
sombra y con agua suficiente para continuar su proceso digestivo con los grandes
volúmenes de pasto recepcionados en sus estómagos. De los conocimientos y
habilidades que integran este proceso no se puede apropiar un futuro técnico en Veterinaria con un horario docente
organizado a partir de las ocho de la mañana. Tampoco se apropiará de él en los
libros, ni en la más actualizada de las simulaciones informáticas, no lo
aprenderá bien incluso ni con las explicaciones del profesor en un aula
convencional. A estos recursos didáctico-metodológicos para el aprendizaje hay
que agregarle, con prioridad, la vaquería y su horario docente-productivo
deberá comenzar en las últimas horas de la madrugada[1].
Por su parte, la responsabilidad de un
mecánico automotor no se puede medir solo por el cumplimiento estricto de su
jornada laboral, a veces es más importante la actitud positiva que demuestra
ante una rotura del vehículo en la madrugada, cuando existen otras personas
esperando por este servicio de transporte. Sin dudas para ello se requiere
desarrollar actitudes positivas ante la especialidad y un inmenso amor al
trabajo y a la sociedad.
Lo que distingue la formación del
futuro trabajador en el campo de la Pedagogía Profesional es la estrecha
relación que debe existir entre las actividades concretas. Las acciones
pedagógicas, el lenguaje (discurso) técnico-profesional y sus significados
deberán estar integrados y mantener su unidad durante todo el proceso de
enseñanza aprendizaje. Solo así el estudiante comprenderá lo suficiente para
apropiarse de un contenido que para él es necesario, importante, útil y tiene
significado (Bermúdez y Pérez, 2004). A lo que agregaríamos, la relación
que debe existir entre las actividades académicas-laborales e investigativas y
su concreción en la educación en el trabajo.
Desde ese punto de vista, el buen
desarrollo del proceso pedagógico profesional estará condicionado por la
integración de las tres áreas de conocimientos en las que se organizan los
contenidos en la educación técnica y profesional: la formación general, la
formación profesional básica y la formación profesional específica, cada una de
ellas caracterizada por un balance entre los contenidos teóricos y prácticos.
En el orden psicológico es
comprensible cuando analizamos esta situación desde una perspectiva Vigotskiana. En
este sentido, es importante ver como transcurre el proceso de asimilación de
los conceptos cotidianos, intelectuales o generales y científicos o técnicos
profesionales. Por ejemplo, cuando se habla de propiedades como la dureza en los metales (asignatura
Química), cualquier estudiante puede asociarla a metales como el hierro y el acero, lo sabe por la experiencia vivida, por conocimientos
previos. Las definiciones de estos dos metales tienen una connotación intelectual: primero, que va tornándose
en científica en la medida que
aumenta la información del estudiante (asignatura Tecnología de los
materiales). Así, teóricamente y a través del diagrama hierro-carbono conoce sus diferencias, su composición, sus
propiedades físicas y químicas y modos de obtención e incluso en determinados
momentos a simple vista podría diferenciarlos. Sin embargo, el alumno puede
apropiarse de este contenido verdaderamente cuando en la clase práctica en el
taller (Taller de maquinado), trabaja con estos metales, los selecciona para un
proceso de elaboración mecánica, selecciona las herramientas, los maquina, los
transforma en artículos y comprueba su comportamiento real de acuerdo a sus
determinadas propiedades ante los diferentes regímenes de corte. Se apropia del
concepto cuando este ha llegado al plano científico
o técnico- profesional, cuando lo ha experimentado en la práctica. (Teoría
del conocimiento en su espectro más objetivo)
La apropiación del concepto para el
estudiante se ha logrado cuando, a partir de la integración de los contenidos
de las tres áreas de conocimiento citadas, un concepto cotidiano ha transitado hasta estados en que el estudiante
ha experimentado situaciones reales.
Es decir, la comprensión del discurso o del lenguaje técnico-profesional solo
se completa cuando el estudiante lo vivencia
en la práctica profesional.
Aún más si la actividad práctica se
orienta a términos económicos, ecológicos, de productividad, importantes en la
selección adecuada del material más conveniente para la fabricación de la
pieza, si se analizan sus costos y la rentabilidad de su producción entonces la
significación del contenido aumenta por la comprensión del estudiante sobre el
aporte económico y social que hace. Además del significado del concepto se le
está imprimiendo una significación y un valor añadido a la especialidad que se
estudia; como diría Martí (op. cit) “producir da satisfacción, aunque sea un
buñuelo” (p.88)
¿Cómo
se produce el aprendizaje técnico-profesional?
Apelamos al criterio emanado de la
escuela histórico- cultural. Si asumimos que por Zona de Desarrollo Próximo se entiende “la distancia entre el nivel
real de desarrollo determinado por la solución independiente de problemas y el
nivel de desarrollo potencial, determinado a través de la solución de problemas
bajo la guía de un adulto o colaboración con condiscípulos más capaces”
(Vigotsky, op. cit.: 241), entonces el proceso de desarrollo de habilidades
profesionales estará mediado por el profesor primero y el especialista
instructor de la entidad laboral después o ambos, ya sea el caso. También será
necesario incluir, además de los compañeros más aventajados a los integrantes
del colectivo obrero cuando el proceso pedagógico se realiza en la entidad
laboral.
Sin embargo, desde el punto de vista
pedagógico es preciso no olvidar que para el estudiante no basta con observar
las acciones y operaciones que realizan los otros que saben. Para facilitar
este proceso de enseñanza- aprendizaje será conveniente que la observación del
estudiante:
-
Esté
precedida de conocimientos básicos o previos.
-
El proceso
de enseñanza que realiza el profesor y/o el especialista instructor esté
acompañado de explicaciones.
-
El que
enseñe demuestre cómo se hace.
-
El que
aprende repita las acciones y operaciones de la actividad.
-
El
estudiante explique a los otros cómo lo hizo.
-
El
estudiante valore sus propios resultados.
Este procedimiento evita o sustituye
el ensayo – error.
Cuando el proceso de enseñanza
práctica se desarrolla en el taller de la escuela politécnica, se sigue a
partir de un plan estructurado, planificado con antelación y secuenciado en
orden lógico (programa de estudios) y dónde el tiempo para el aprendizaje se
tiene en cuenta como un factor pedagógico importante, en función de las
diferencias individuales de los estudiantes, entre otros elementos. Sin embargo,
cuando este proceso se desarrolla en la entidad laboral su grado de complejidad
aumenta de manera significativa, porque el proceso productivo o de servicios
está signado por factores que pudieran constituir limitaciones, entre ellos:
-
El
tiempo para el aprendizaje.
-
La
productividad de la empresa y del obrero convertido en especialista instructor
de los estudiantes
-
El uso
racional de los recursos.
-
Los
aspectos económicos.
-
La
rentabilidad de la empresa.
-
La
inmediatez y urgencia de algunos problemas profesionales.
-
La
preparación psicopedagógica del especialista instructor.
-
La
posibilidad de que el especialista instructor explique cómo, por qué y para qué
se hace el trabajo.
-
La
posibilidad de que el estudiante repita las acciones y operaciones.
-
La
posibilidad de que el estudiante explique y valore sus propios resultados.
Para Vigotsky (op. cit.) el
aprendizaje se facilita cuando el conocimiento se desarrolla en su contexto
natural y de manera integrada, como un todo. Solo así el aprendizaje puede
tener significado para el estudiante; este se produce cuando el alumno llega a
él con la ayuda de los otros y en su contexto natural.
En este sentido Bermúdez Morris, R
(2009), también asigna un papel importante a la colaboración y al papel de los
otros en la formación del trabajador cuando define el proceso de enseñanza aprendizaje en la ETP como “Proceso de
cooperación entre el educador y los estudiantes mediante el cual se dirige el
aprendizaje, facilitando la construcción individual y colectiva de los
contenidos de la profesión, en el contexto de la integración escuela
politécnica- entidad laboral-comunidad, para potenciar el crecimiento personal
y grupal en función de las exigencias del modelo del profesional” (citado por
Menéndez Padrón, 2013: 35)
En la ETP del futuro trabajador la
cooperación, colaboración o interacción del estudiante con el educador[2],
también influyen de manera significativa en el desarrollo de los procesos
psíquicos superiores.
Diversas son las interrogantes
actuales sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje del futuro profesional:
¿Dónde debe tener lugar este proceso
en la escuela o en la empresa?
¿Quiénes deben ser los que enseñen a
los estudiantes los profesores o los especialistas instructores?
¿Hace falta la escuela politécnica
para formar los profesionales de nivel medio en Cuba?
Desde nuestro punto de vista nunca
como ahora hizo tanta falta el proceso de ETP para la formación de los obreros
calificados y técnicos de nivel medio. Sin embargo no es posible continuar su
desarrollo pensando en el proceso pedagógico tradicional, caracterizado por la
formación en la escuela con el desarrollo y consolidación de los contenidos de
la profesión durante etapas de prácticas en las empresas, generalmente al final
del plan de estudios. Hoy estamos obligados a desarrollar una formación
profesional compartida entre la escuela y la entidad laboral, una ETP donde
estos contextos sean los escenarios principales y actúen de manera integrada
durante todo el proceso formativo.
El proceso de enseñanza aprendizaje puede
y debe tener lugar tanto en la escuela como en la entidad laboral, pero en
ambas tiene características y exigencias diferentes que están reguladas por el
objeto social y características del proceso principal de cada una.
El proceso de enseñanza práctica en la
escuela politécnica es posible, incluso
este ha sido el principal escenario para la formación de los conocimientos y
las habilidades profesionales. Está relacionado con el propio surgimiento de
esta institución educativa. Si bien es cierto que por generaciones los obreros
y técnicos se han formado en las escuelas técnico-profesionales (aulas y
talleres docentes) con incursiones en las entidades laborales durante las
etapas de prácticas para consolidar habilidades, sobre todo en el período revolucionario,
también es cierto que aparejado a ello ha subsistido la crítica de los
empleadores por la insuficiente calidad de los graduados.
¿En realidad aprenden en la escuela
politécnica todo lo que deberían dominar para un desempeño efectivo?
Son muchos los elementos necesarios
para dar respuesta a esta pregunta por lo que no pretendemos abordarlos todos,
a riesgo de que alguno pudiera faltar. Sin embargo, no podemos eludir algún
tipo de análisis sobre el proceso de enseñanza aprendizaje.
El primero de ellos está relacionado
con la ya aceptada contradicción en la relación contenidos generales, contenidos profesionales básicos y contenidos
profesionales específicos. En realidad aún no se acaban de integrar como
debería ser, en función de la profesión.
Los docentes que imparten los
contenidos generales (humanidades y ciencias exactas) aún no entienden con
suficiencia que sus asignaturas son parte de un currículo técnico- profesional,
por tanto sus contenidos deben estar sistematizados, fundamentalizados, problematizados
y profesionalizados en función de la especialidad que enseñan, de modo que el
aprendizaje de ellos tenga significado para los estudiantes. Los avances en
este sentido son muy pocos.
Un elemento que actúa contra ello es
la llamada “teoría del péndulo” (Barrios Queipo, 2011), que en los últimos años
ha influido sobre los currículo técnico-profesionales. En ocasiones los planes
de estudio han estado sobrecargados hacia lo académico y la cultura general
(entre los años 1995 y 2008)[3] y en otros cargados
hacia lo profesional, (después de 2009). Aún no se acaba de entender que el
objetivo principal de la ETP debe ser la formación de obreros y técnicos para
su incorporación inmediata a la producción de bienes y servicios y no la
continuidad directa en estudios universitarios, aunque esta sea posible.
Por otro lado la inmensa mayoría de
los docentes de humanidades y ciencias exactas provienen de la educación media
general, no tiene experiencias en la formación de profesionales, por lo tanto
hacen lo que saben hacer bien: enseñar su asignatura. Es justo reconocer que se
han producido avances en la profesionalización e integración de estas
asignaturas a las especialidades técnicas, sin embargo en los mejores intentos
no se pasa de impartir el contenido de su asignatura con ejemplos de la
profesión. Como consecuencia, salvo excepciones, los estudiantes no se apropian
de los contenidos de estas asignaturas porque no le ven sentido en su
profesión, es decir no le encuentran el significado.
Pongamos otro ejemplo, a un estudiante
agropecuario le interesarían más los contenidos de la asignatura Química si el
profesor, en lugar de explicar desde el aula la importancia de elementos como
el nitrógeno, el fósforo y el potasio para el desarrollo de la hoja del Tabaco,
desarrollara esta explicación desde la propia vega, en la propia planta a
partir del análisis y discusión con los estudiantes de los efectos, positivos o
negativos, que provocan dichos elementos de manera individual o como fórmula
completa. Entonces le encontraría sentido y utilidad al contenido para su
propia vida profesional.
Parecería que este problema está
resuelto en las asignaturas profesionales básicas, por la condición previa que
cumplen en la especialidad. Es innegable que estos docentes en su mayoría son
graduados en la profesión que imparten y que desde este punto de mira la
enseñanza de los contenidos profesionales debería estar garantizada; sin
embargo, en la práctica no sucede así. El propio proceso formativo como
profesores ha estado carente del importante componente experimental y práctico
en las entidades laborales. Los docentes técnicos, como regularidad fueron
captados en el nivel medio entre los mejores estudiantes de sus especialidades
técnico- profesionales, formados durante los últimos 20 años en que la
enseñanza práctica en la ETP sufrió las mayores afectaciones materiales y
humanas del período revolucionario. En buena medida no poseen el conocimiento
de los escenarios laborales y se encuentran en desventaja en su actualización,
con relación a los avances tecnológicos que suceden en las entidades laborales.
En esencia, para muchos de ellos su formación técnica y profesional no tuvo el
significado suficiente.
A lo anteriormente señalado se le suma
el detrimento que se posee en las escuelas politécnicas en relación con la base
material de estudio especializada y los insumos necesarios para un proceso de
enseñanza práctica básica con garantía de calidad mínima indispensable, lo que
unido a la insuficiente integración escuela politécnica- entidad laboral actúa
en contra de una formación profesional de calidad.
En esta situación el estudiante llega
a la formación profesional específica donde, a partir de los conocimientos
previos generales y profesionales básicos deberá aprender las especificidades
de la especialidad que estudia. Con estas condiciones:
¿Cómo
generar una formación profesional que resulte significativa para los alumnos?
Pareciera que los factores
anteriormente señalados, aunque no únicos, son los que hacen que en la
actualidad algunos nieguen la necesidad de la escuela politécnica para la
formación de los profesionales. Si bien no estamos de acuerdo, en tanto la
escuela politécnica es necesaria para la ETP del trabajador, sí consideramos
que por si sola no puede cumplir con el encargo social asignado. Desde nuestro
punto de vista la formación profesional de calidad solo es lograble a través de
un proceso integrado. Queda claro que la escuela tiene el carácter rector en el
proceso de formación profesional (su objeto social), pero no lo logra sin el
concurso de la entidad laboral, sus escenarios productivos y sus
especialistas.
Esta integración, contrariamente a lo
que pasa en la práctica pedagógica, tiene que producirse en un proceso
interrelacionado acceso- formación- egreso. La responsabilidad en el mismo
pertenece a ambas instituciones que participan desde la misma orientación hacia
las profesiones, despertando los intereses y las motivaciones de los alumnos
hacia las especialidades técnico- profesionales. Cuando este importante proceso
se realiza a partir de una estrategia intencionada e integrada escuela- entidad
laboral, la calidad del acceso a la ETP aumenta paulatinamente. Las actividades
en palacios de pioneros, los círculos de interés, las puertas abiertas, las
visitas, entre otras actividades generadas en la integración comienzan a ser
significativas para los futuros estudiantes de la ETP, mucho antes de su
ingreso a una especialidad técnica.
De igual modo sucede durante el
proceso pedagógico profesional, donde la participación de la entidad laboral
desde el 1er año de estudios, ya sea en la revisión de planes y programas; en
la preparación, ejecución y evaluación
del proceso, o como escenario en el desarrollo de diferentes actividades
prácticas contribuye ostensiblemente a su calidad. Cuando este proceso se
desarrolla de manera integrada o compartida, las decisiones conjuntas sobre qué
contenidos, cómo, dónde y quienes lo impartirán tributan significativamente a
la modelación del futuro trabajador.
No estamos ante un proceso sencillo,
sin embargo, sus contradicciones pueden atenuarse y existe la preparación
suficiente para hacerlo, si se trabaja en algunas direcciones importantes, a
saber:
-
El
trabajo de la comisión de especialistas desde el nivel de base como reguladora
del proceso de formación profesional.
-
La
sistematización, fundamentalización, problematización y profesionalización de
las asignaturas generales en relación con las especialidades técnicas, de modo
que los estudiantes le encuentren significado en su formación.
-
La
actualización tecnológica, práctica y en lo referido a la organización del
trabajo de manera sistemática de los docentes del área técnica en las entidades
laborales relacionadas con sus especialidad (superación científico - técnica)
-
La
integración escuela politécnica - entidad laboral de modo que, entre otros
factores, se dirija de manera integrada el proceso de formación profesional
(general, básica y específica), utilizando para ello los contextos más
convenientes.
-
Una
organización escolar que responda más cada día al proceso de modelación del
futuro profesional de nivel medio.
A
modo de conclusión.
El propósito esencial del proceso de
enseñanza aprendizaje en la ETP es lograr que los estudiantes se apropien de
aquellos contenidos profesionales necesarios para desempeñarse con calidad en
el futuro trabajo que realicen relacionado con su especialidad. Este objetivo
será lograble si el proceso en general tiene significados y estos van
relacionados con la realidad de los procesos productivos y/o de servicios. El
estudiante debe encontrarle sentido a su formación profesional y en buena
medida este tiene que estar inmerso, ser parte del propio proceso pedagógico en
que se forma.
Los futuros obreros deben aprender que
nunca serán profesionales completos si solo son capaces de ver el carácter
utilitario y material de su profesión. Cada acción y operación técnica tiene un
sentido práctico y una explicación que conforman la tecnología de una actividad
de su especialidad; todas ellas, a su vez le
dan sentido a las Ciencias Técnicas. Por lo tanto deberán ver y entender
durante su formación la estrecha relación que existe entre la teoría y la
práctica. Si bien para Dewey (1915) “la teoría Científica real está en la
práctica” esta también “… opera como el ímpetu para la expansión y le da
sentido a nuevas posibilidades” (Citado por Mjelde, 2011: 91)
No se trata de decidir cuál es el
balance exacto entre teoría y práctica que requieren los contenidos de las
especialidades técnicas, más importante que ello es que la teoría que se les ofrezca tenga sentido, sea
significativa porque esté relacionada con su profesión. Así, diría Martí (op.
cit), la práctica es la que hace fecunda a la teoría, cuando al referirse al
aprendizaje de la agronomía consideraba que se “necesita conocer la naturaleza,
las enfermedades, los caprichos, las travesuras mismas de las plantas para
dirigir el cultivo de modo de aprovechar las fuerzas vegetales y evitar sus
extravíos. Necesita enamorarse de su labor, y encontrarla, como es, más noble que
otra alguna…” (p. 53). Atribuyéndole así, el verdadero significado a los
contenidos de la ETP y el valor social que ellos encierran en la formación de
los obreros y profesionales de cualquier nación.
Bibliografía (Norma APA)
Aragón
Castro, A (2013): Vigencia y pertinencia de la educación técnica y profesional e
importancia de la formación laboral para el mundo del trabajo, Conferencia
Inaugural 1er Taller Nacional “La
Pedagogía Profesional y su Influencia en el desarrollo socioeconómico cubano”,
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Bermúdez,
R. M
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formativo y crecimiento personal, La Habana, Editorial Pueblo y Educación.
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(2012): “Los procesos formativos en la Educación Técnica y Profesional”, en: R. Abreu, R. y C. Cuevas C.
(comp.), Compendio de trabajos de
postrado, La Habana, Pueblo y Educación, pp 63-72
González, L. A. (2011): Motivación Profesional Pedagógica, Berlín, Editorial Académica Española.
Martí, J. (1976): Escritos Pedagógicos, La Habana, Ciencias
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Mena,
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_________
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Mena,
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integración de los contenidos, en la carrera de Agronomía”, Pedagogía Universitaria, Vol. XVI,
No.4.
Vigotsky,
L. S. (1973): Pensamiento y lenguaje,
Buenos Aires, La Pléyade.
Vigotsky, L. S. (1983): Obras
completas, Tomo II. Moscú, Pedagoguika.
[1]
Este
importante principio organizativo de la Pedagogía Profesional siempre fue
tenido en cuenta en la formación de los veterinarios. En la actualidad por las
condiciones económicas del país, los estudiantes tienen establecido el sistema
de seminternado, lo que dificulta el establecimiento de horarios docentes con
estas características.
[2] En este concepto se
incluyen al profesor, al especialista instructor, al grupo y al el colectivo
obrero.
[3] Al extremo que durante los
primeros años del siglo XXI, para el MINED, la calidad del proceso pedagógico
en la ETP se medía por los conocimientos que los estudiantes poseyeran en las
asignaturas Español, Historia y Matemática. En los Operativos de Calidad no
importaban los conocimientos profesionales.
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